Abel Santamaría: “el elegido”

Abel Santamaría: “el elegido”

Por Daniel Alberto Chiarenza

 

20 de octubre de 1927: nace el cubano Abel Santamaría, segundo del joven abogado Fidel Castro en el asalto al cuartel Moncada.

El joven militante revolucionario Abel Benigno Santamaría Cuadrado, a quien denominaban sus compañeros “El Elegido”, nació en Encrucijada, provincia de Las Villas, en el sector central de Cuba, a unos 400 kilómetros de La Habana. Abel fue uno de los hijos de un matrimonio de origen español establecido en Central Constancia, que se llamaron Benigno Santamaría Vásquez y Joaquina Cuadrado.

De muy niño se trasladó con su familia al Central Constancia, donde su padre trabajó como jefe de taller de carpintería y su madre era ama de casa. Aquel era el mismo Central donde trabajó en sus colonias el gran dirigente de los obreros azucareros Jesús Menéndez por lo que desde chiquillo Abel fue recibiendo la influencia indómita del “General de las Cañas” y del movimiento obrero azucarero por sus justas reivindicaciones.

Su casa estaba instalada en el perímetro azucarero. Allí transcurrió su infancia Abelito junto a sus hermanas Haydée, Aida y Ada, y a su hermano Aldo, y cursó su enseñanza primaria. También transcurrió allí parte de su adolescencia, en ese ámbito rural e industrial a la vez, su “ecosistema” lo conformaba la agroindustria azucarera. En aquellos juveniles años los pasó trabajando en el Central, tanto como mozo de limpieza, como despachador de mercadería y posteriormente, también, como empleado de oficina.

En 1947 se traslada a La Habana a vivir, sumándose a un cuarto alquilado por su primo que se llamaba Fito, ingresa por oposición de antecedentes a la Escuela Profesional de Comercio y, por el mismo método, en el Instituto N° 1 de Segunda Enseñanza. Cursa ambos estudios hasta que continúa sólo en el Bachillerato hasta completar el segundo año, que es cuando consigue un empleo de oficinista en la Textilera Ariguanabo, y poco después en la agencia representante en Cuba de los automóviles Pontiac, en la que lleva la contabilidad y la caja. Llegó a percibir entre 1.800.- y 2.400.- pesos, lo que le permitió alquilar un pequeño apartamento en el 603 del edificio de la calle O N° 164 en el Vedado. Ya con estas “comodidades”, puede traer a vivir con él a su hermana Haydée y, además, adquirir un automóvil de calle.

Abel fue siempre un lector incansable, como se dijo, al llegar a La Habana tenía una escolaridad de sexto grado y conocimientos rudimentarios de contabilidad, pero, a los pocos meses ya discutía sobre sistemas de contabilidad con su primo Fito, por lo que se presentó a los exámenes de ingreso a una escuela de comercio aprobándolo y llegado a tercer año de la carrera de contabilidad.

Por es misma época comenzó a estudiar las obras de “Lenin” abrazando, de hecho, la teoría revolucionaria del proletariado. Como sus antecesores en la lucha estudió, interpretó y amó profundamente a José Martí “El Apóstol”.

Fue un militante político de la Revolución Cubana en su fase inicial –era afiliado al PPC (O), es decir Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), que se formó para luchar contra la gran corrupción- por lo tanto, destacado participante, junto a su hermana Haydée Santamaría, en el fallido ataque al cuartel Moncada en julio de 1953, que lideraron junto a Fidel Castro, pues él, Abel El Elegido, era el segundo del Comandante Fidel.

Abel y Haydée fueron quienes permitieron que los guerrilleros urbanos, incluyendo al propio Fidel, usaran su pequeño departamento de dos habitaciones ubicado en la esquina de las calles O y 25 en La Habana para planificar el proyecto revolucionario.

Fidel había asignado a Santamaría la misión de tomar el Hospital Saturnino Lora como estrategia del asalto. Santamaría inicialmente se opuso, pensando que Castro estaba asumiendo la misión más peligrosa, afirmando “eres el más necesario para todos”. El Jefe de los combatientes del Partido del Pueblo Cubano (Auténtico) le contestó: “Yo voy a la guarnición y tú al hospital, porque eres el alma de este movimiento, y si yo muero, ocuparás mi lugar”.

Tras el frustrado asalto al cuartel Moncada, Santamaría y su hermana, junto a muchos otros revolucionarios, fueron hechos prisioneros por las fuerzas de la dictadura del “Sargento” Fulgencio Batista. Los torturadores querían arrancarle el nombre del Jefe del Movimiento (que era Fidel) y sus planes, pero Abel guardó silencio al igual que los demás, y esa misma mañana luego de sacarle los ojos y torturarlo horriblemente para que delatara el paradero de los demás revolucionarios, lo asesinaron, en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953, tenía 25 años al momento de su ejecución extrajudicial.

Se dice que la policía le extrajo los ojos al “bueno” de Abel –hasta su segundo nombre lo definía, pues era queridísimo por todos-, y el muy cruel esbirro del “batistato” se los mostró macabramente a Haydée, pero ella nunca reveló el lugar dónde se encontraban los revolucionarios.

“Al alba del 26 de julio, se lanza al asalto del cuartel Moncada un puñado de muchachos. Armados de dignidad y cubanía y unas pocas escopetas de cazar pajaritos, se baten contra la dictadura de Fulgencio Batista y contra medio siglo de colonia mentida de república.

“Algunos, pocos, mueren en la batalla, pero a más de setenta los remata el ejército al cabo de una semana de tormentos. Los torturadores arrancan los ojos de Abel Santamaría y otros prisioneros” Eduardo Galeano: Memoria del fuego 3. El siglo del viento. Buenos Aires, Catálogos, junio de 2001.

Actualmente, al aeropuerto de Santa Clara se lo denomina “Aeropuerto Abel Santamaría”.

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