Ni Mazón, ni Mompó, ni Catalá, ni Pérez Llorca

Ni Mazón, ni Mompó, ni Catalá, ni Pérez Llorca

Por Vicent Maurí

«El problema no está en un nombre ni en un rostro, sino en un modelo de poder caduco y subordinado, que menosprecia al pueblo valenciano y trabaja contra sus intereses.»

La País Valenciá atraviesa un momento político y social decisivo. Tras meses de gobierno del PP y Vox, la Generalitat se había convertido en un instrumento al servicio de los intereses económicos más poderosos y del centralismo madrileño. La ofensiva contra la lengua, la cultura, los servicios públicos y la clase trabajadora se había consolidado como su marca de gobierno, mientras las políticas sociales retrocedían y la desigualdad se ensanchaba sin freno.

La desastrosa gestión de la dana fue la gota que colmó el vaso: pueblos enteros abandonados, familias sin ayudas, promesas incumplidas y una administración más preocupada por la propaganda que por la vida de la gente. Ante esto, el pueblo valenciano reaccionó con una fuerza extraordinaria. Las víctimas, las entidades sociales, sindicales y políticas, la Plataforma Mazón Dimissió i l’Acord Social Valencià, con el apoyo y la solidaridad de mucha gente de todo el Estado y del mundo, han logrado darle la vuelta a la situación política y social. Una victoria de la movilización popular, de la dignidad colectiva y del derecho a exigir responsabilidades.

Sin embargo, la dimisión de Mazón no es suficiente. El problema no está en un nombre ni en un rostro, sino en un modelo de poder caduco y subordinado, que menosprecia al pueblo valenciano y trabaja contra sus intereses. Ni Mazón, ni Mompó, ni Catalá, ni Pérez Llorca representan el futuro que queremos. Personifican un proyecto autoritario y recentralizador que desmantela los servicios públicos, precariza el trabajo y arrincona nuestra lengua y cultura, siempre obediente a las órdenes de Madrid ya los despachos donde se decide nuestro destino sin escucharnos.

La indecencia de todo el Partido popular…

Pero somos el pueblo valenciano quien debe decidir su futuro, ni Feijóo ni Madrid. Somos nosotros, y sólo nosotros, quienes debemos construir nuestro camino desde la soberanía, la justicia y la solidaridad. Necesitamos un Consejo de la Generalitat valencianista, de izquierdas, feminista, ecologista y transformador, capaz de impulsar una reconstrucción social y democrática que sitúe a las personas, la igualdad y el territorio en el centro de las políticas públicas. Un gobierno que defienda los intereses de la clase trabajadora, que plante cara a la infrafinanciación y al expolio fiscal, y que haga del País Valenciano un referente de dignidad, cohesión y libertad.

Es hora de recuperar el espíritu colectivo, la participación y la confianza en la fuerza de nuestro pueblo, como se ha demostrado en los últimos meses. Las valencianas y los valencianos hemos probado que sabemos levantarnos del barro —literal y simbólicamente—, organizarnos y cuidarnos mutuamente. La movilización ha dejado claro que, cuando el pueblo se alza, ningún poder puede detenerlo.

Ahora es necesario continuar. No es suficiente con tumbar a un presidente y un gobierno: hay que construir una alternativa. Porque el futuro del País Valenciano no puede decidirlo Mazón, Mompó, Catalá, Pérez Llorca ni Feijóo. Tampoco ningún despacho de Madrid. El futuro debemos decidir y construir nosotros, el pueblo valenciano, con dignidad, coraje y esperanza. El futuro es nuestro.

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