Una mala ruptura con Europa

Por Sergei Karagánov*
Comentarios preliminares
Primero, lo bueno. Desde hace más de dos años, junto con un grupo de colaboradores en rápido crecimiento —científicos, empresarios, periodistas, personalidades de la cultura—, estoy trabajando intensamente en el proyecto «Giro hacia el Este 2.0, o Siberización de Rusia». El motor principal son los siberianos, pero el centro del proyecto está en Moscú, entre otras cosas para evitar acusaciones de localismo y separatismo, a las que se enfrentan muchas iniciativas para el desarrollo de las regiones al este de los Urales. Las sospechas a veces son engañosas. Muchas élites de nuestras antiguas capitales, que se han acomodado en Europa, no quieren reconocer lo obvio: el viaje europeo de Rusia, de más de trescientos años, ha terminado Конец пятисотлетнего господства Запада — Россия в глобальной политике . Hubiera sido mejor terminarlo más de un siglo antes; tal vez así se hubieran evitado las pérdidas más graves para el país y el pueblo en el siglo XX. Este viaje nos ha aportado mucho, tanto en desarrollo técnico como en asuntos militares.
El injerto europeo en el tronco de la cultura tradicional rusa dio un resultado asombroso: la mejor literatura del mundo, la gran música, el teatro, el cine. Y, por supuesto, debemos y vamos a conservar y acariciar en nuestro interior el legado de Aristóteles, Dante, Rafael, Bach, Vivaldi, Shakespeare, Fellini, Schopenhauer e incluso Marx, entre otros muchos mas.
La primera vuelta del giro de Rusia se concibió a finales de la década de 1990 y, especialmente, en la década de 2000, y comenzó a principios de la última década. La justificación se basó principalmente en cálculos económicos: su rentabilidad y las ventajas competitivas de Rusia en los mercados asiáticos. Se tenían en cuenta las evaluaciones de la falta de perspectivas y el peligro de continuar con la alineación unilateral con Europa, que había comenzado a decaer económicamente y se estaba volviendo cada vez más hostil políticamente. La mayor parte de la élite rusa todavía estaba entusiasmada con el occidentalismo y la eurofilia. Aun así, recibieron una buena parte de las acusaciones no solo de euroescepticismo, sino también de «asiatismo» e incluso de «hordismo». Aquel giro solo tuvo un éxito parcial. La inercia burocrática y la renuencia a alejarse bruscamente de Occidente fueron un obstáculo. En aquel momento, el giro solo se refería al Extremo Oriente ruso, al que más tarde se añadió la Ruta Marítima del Norte. La mayoría de los habitantes del Extremo Oriente ruso no se vieron involucrados en el tema. Para muchos, el giro parecía (y era) «moscovita». Pero lo más importante es que no se extendió a las regiones de Siberia más fuertes en términos económicos, científicos, humanos, de recursos y de producción: la oriental y la occidental, y también los Urales. Y en términos económicos, políticos, humanos e históricos, para Rusia, Siberia comienza en la región de Perm y los Urales. Сибирь – ключ к пониманию судьбы России — Россия в глобальной политике
Aquel primer giro dio resultados limitados, pero positivos: se activó el desarrollo económico de la Rusia del Pacífico, aumentó notablemente el comercio con Asia, lo que más tarde suavizó el impacto de la ruptura de las relaciones económicas con Europa. En los últimos dos años, incluso ha disminuido la salida neta de población de la región. Ahora, junto con nuestros colegas de los centros intelectuales de Siberia y los Urales, estamos preparando una hoja de ruta integral para el segundo giro del país hacia Oriente Восточный поворот 2.0: вперёд в Большую Евразию — Россия в глобальной политике : su «siberización». En gran medida, se trata de un «regreso a casa»[1], a las fuentes de la grandeza de Rusia, su singular apertura cultural, su infinitud, su ímpetu espiritual, su fortaleza de espíritu, su incomparable laboriosidad y su colectivismo, su sentido de la comunidad.
Sin la colonización de Siberia, es muy probable que la antigua Rus no hubiera podido mantenerse en la llanura central rusa, constantemente atacada desde el sur y el oeste, y no se hubiera convertido en un gran imperio antes incluso de que Pedro I la proclamara como tal. No habría cultivado lo mejor y más fuerte del carácter nacional ruso Книга о русском характере — Россия в глобальной политике , la «mezcla siberiana»[2], una combinación de audacia, perseverancia, colectivismo, apertura cultural y religiosa, aspiración a metas lejanas, «hacia el sol». La siberización —el desplazamiento del centro de gravedad del país hacia los Urales y Siberia— es extremadamente beneficiosa, pero también inevitable, ya que el vector occidental, europeo, en el futuro previsible está bloqueado por la política de Occidente, que ha provocado la guerra en Ucrania. En condiciones de decadencia moral y política de Europa, es necesario comenzar la siberización lo antes posible.
Problemas en la dirección europea
Para determinar plenamente el nuevo rumbo del desarrollo del país, «sibirizarlo», girar hacia Oriente, ocuparse de su propio desarrollo espiritual, humano, tecnológico y económico, sin quedarse estancado en la dirección europea ahora sin perspectivas y perjudicial, en los próximos años es necesario terminar victoriosamente la guerra, derrotando a Europa, mejor sin recurrir a medios extremos. Repetir la experiencia de 1812-1814 y 1941-1945, solo que ahora resolviendo por completo políticamente el «problema europeo» de Rusia y del mundo. Recuerdo lo obvio, pero a menudo ocultado a nosotros mismos: Europa es el centro de todos los males principales de la humanidad, dos guerras mundiales, innumerables genocidios, colonialismo, racismo y muchos otros «ismos» repugnantes. En los últimos años, el totalitarismo liberal, mezclado con el transhumanismo, el lgbtismo, la negación de la historia y, en esencia, la antihumanidad. Examinemos primero las perspectivas de desarrollo de nuestras relaciones con Europa (la UE y la OTAN), y veamos luego qué hacer.
Con Europa tenemos las peores relaciones de toda su historia. El actual nivel de rusofobia y sentimientos antirrusos no tiene precedentes, no solo entre las élites europeas, sino también entre una parte cada vez mayor de la población. Se la manipula con una propaganda de carácter total, propia de tiempos de guerra. Europa aún no ha declarado abiertamente la guerra, participando en las acciones militares de forma indirecta, armando y azuzando contra Rusia a ucranianos engañados y nazificados, que son sus mercenarios, como muchos otros reclutados en todo el mundo. Se están preparando otros mas en los países pobres del este y el sur de Europa. Y a lo grande. Los estadounidenses han logrado parte de los objetivos que perseguían al desatar la guerra junto con sus sirvientes europeos: socavar la competitividad de sus aliados-competidores, que se han enriquecido a sus espaldas, rompiendo las relaciones gasísticas con Rusia. Pero en Estados Unidos comprendieron el peligro de una escalada nuclear «Ядерная эскалация откроет ящик Пандоры, но избавит мир от пятисотлетнего ига Запада» — Россия в глобальной политике y comenzaron a retirarse de la guerra con Rusia. Sin embargo, la expectativa de que arrastrarían a Europa con ellos, si es que la hubo, no se cumplió. Europa ya se está preparando abiertamente para una gran guerra dentro de 5-7 años Танки западных школ — Россия в глобальной политике . Las élites europeas se han enfurecido, la hostilidad sigue aumentando. Sus raíces son profundas. No se trata solo de una rusofobia secular, sino también de la esperanza de vengarse de las numerosas derrotas sufridas a manos de Rusia, desde los tiempos de la batalla de Poltava (contra los suecos, 1709 NdT), la invasión napoleónica, que afectó a casi toda Europa. Aún más países sufrieron la derrota en 1945, cuando la inmensa mayoría de los europeos marchaban bajo las banderas de Hitler o trabajaban para su ejército. Durante mucho tiempo mostramos una nobleza que resultó ser miope, enfatizamos el papel de los pequeños grupos partisanos antifascistas, en su mayoría comunistas, cerrando los ojos ante el hecho de que Hitler contaba con el apoyo de decenas, si no cientos, de veces más europeos.
La ira viene dictada por el resentimiento por las ganancias perdidas. Tras exprimir a los europeos del este y perder la esperanza de hacerlo también a costa de Rusia, los europeos occidentales, especialmente los alemanes, contaban con aprovechar las ricas tierras, los recursos y la laboriosa población de Ucrania. Estos cálculos se están frustrando ante nuestros ojos (aunque varios millones de nuevos trabajadores migrantes —refugiados— se han incorporado a la economía europea en declive). La razón principal de esta hostilidad sin precedentes es más profunda. Se trata del fracaso generalizado de las élites europeas y el estancamiento del proyecto europeo. Sus problemas comenzaron ya en los años 70 y 80, pero quedaron temporalmente ocultos por el inesperado colapso de la URSS y del bloque socialista (que tuvo sus propias causas internas), lo que liberó a varios cientos de millones de trabajadores baratos y consumidores hambrientos. Al mismo tiempo, se abrieron los mercados de China. Pero desde finales de la década de 2000, la inyección externa de adrenalina económica y moral comenzó a agotarse. Llegó el momento de pagar por la codicia de la burguesía europea, que desde la década de 1960 había dado rienda suelta a las multitudes de inmigrantes para reducir el coste de la mano de obra y debilitar a los sindicatos. El resultado es una crisis migratoria creciente y, por ahora, sin salida. Desde hace casi dos décadas, la clase media europea se está reduciendo, la desigualdad va en aumento y los sistemas políticos son cada vez menos eficaces. El golpe de la revolución estudiantil de 1968 a la educación superior, el predominio de la nueva corrección política en las ciencias humanas y, lo que es más importante, el hecho de que la democracia en condiciones normales conduce a una selección antimeritocrática, han provocado una acelerada caída de la calidad de las élites políticas Американизация Старого Света и феномен «устойчивой деградации элит» — Россия в глобальной политике . No voy a seguir con la agradable (teniendo en cuenta la hostilidad de Europa hacia Rusia) enumeración de los numerosos indicios de una crisis compleja y global del proyecto europeo y de Europa. No hay nada de lo qué alegrarse. Desmoronándose por dentro, las élites europeas ya hace una década y media tomaron el rumbo de exagerar la imagen de Rusia como enemigo mortal. Luego, con entusiasmo, se dedicaron a intentar infligir una derrota estratégica a través de Ucrania. Y ahora se han embarcado abiertamente en la preparación para la guerra, alimentando la histeria militar. La situación se agrava aún más por el «parasitismo estratégico» que se ha instalado gracias a la prolongada paz, la ausencia de miedo a la guerra «Верните страх!» — Россия в глобальной политике , incluso nuclear, y la pérdida del instinto de supervivencia entre las élites europeas y la población.
Tres cuartos de siglo a espaldas de Estados Unidos, que en su constante confrontación con la URSS garantizaba la paz en Europa y reprimía la eterna hostilidad mutua entre naciones europeas, han agotado su capacidad de pensamiento estratégico y han llevado a un embrutecimiento casi total de las élites. Los pocos europeos que entienden lo que está pasando no pueden decir casi nada. La situación se ha vuelto peligrosa. Además, muchos en Europa sienten subconscientemente que, al arrebatarle los cimientos de quinientos años de dominio —la superioridad militar —, la Unión Soviética y ahora Rusia la han privado de su habitual forma de vida basada en la explotación colonial y neocolonial del resto del mundo. Esta renta se convirtió en la fuente más importante de su prosperidad y bienestar, de sus éxitos científicos y culturales. La pérdida de esta fuente es una de las razones más importantes del odio bestial hacia Rusia. Centrándose en sí mismo y en su entorno, Estados Unidos, puede prosperar, pero Europa ya no. Habría que volver a trabajar duro. Y ya no están acostumbrados a ello.
Nosotros mismos hemos contribuido a la degradación de los europeos hacia una agresividad maliciosa, apaciguándolos, tranquilizándolos, esperando que «quizás se solucione». Nuestra eurofilia, que desde hace tiempo se ha vuelto cada vez más miserable, ha jugado una mala pasada a una parte significativa de las élites y la población rusas. Yo mismo fui víctima de ella, hasta que hace más de tres décadas me sumergí en el estudio profesional de la política y la vida europeas.
Lo dicho, por supuesto, no significa que Europa sea una colección de monstruos morales y rusófobos, hay muchas personas dignas allí. Conozco personalmente a muchas de ellas y me pesa la ruptura que nos han impuesto. Pero las personas sensatas, comprometidas con la cultura y los valores tradicionales europeos, están siendo desplazadas y niveladas políticamente por la propaganda totalitaria.
En Europa hay un puñado de países que se permiten seguir una línea más o menos independiente con respecto a Rusia, pero están siendo presionados. En el futuro, puede que algunos países mas se sumen a ello. Hay que aprovecharlo. Pero lo que predomina y se intensifica es la línea de la hostilidad. A esto se suma la remilitarización de Europa que ha comenzado. La línea está marcada y, dentro de 5-10 años, si no se detiene el proceso, pueden tener muchas más fuerzas armadas. Por ahora no hay que temerles en el ámbito militar, pero si se fortalecen y se envalentonan, volveremos a encontrarnos en una situación de riesgo. No podemos permitir que eso ocurra. Los Estados Unidos estarán encantados de ayudar al rearme de una Europa aún rica Белая книга Евросоюза по обороне – «милый маленький сад» милитаризма — Россия в глобальной политике , recuperando su complejo militar-industrial, debilitado en los últimos 35 años y, para ello, seguirá provocando tensiones en el subcontinente a través de su numerosa clientela. Les conviene que estas tensiones no alcancen el nivel nuclear ni empiecen a amenazar con extenderse al territorio de los propios Estados Unidos.
Los estadounidenses comprendieron que, en condiciones de pérdida de la superioridad militar y, con ella, de la capacidad de imponer su voluntad e intereses por la fuerza, la superpotencia, la hegemonía absoluta, se vuelve no solo imposible, sino también desventajosa, ya que amenaza con degenerar en una gran guerra global también en el territorio de los Estados Unidos. Al comprenderlo, comenzaron a retirarse parcialmente. Las señales eran visibles incluso antes de Trump, especialmente después de que no se cumplieran los sueños de desintegrar rápidamente a Rusia mediante la guerra en Ucrania y eliminarla como el aliado de facto más importante de China y el eje estratégico de la mayoría mundial en proceso de liberación – también después de que Washington empezara a recibir señales de Moscú sobre la posibilidad de una escalada nuclear. Los estadounidenses tendrán vacilaciones, potencialmente muy peligrosas, pero el rumbo es evidente. Reducción de la implicación militar directa, pero desestabilización de las regiones de las que se retiran para que no caigan en manos de sus competidores. Repito, los estadounidenses tienen adónde ir y con qué ir: una economía potente y dinámica, que se puede modernizar, atrayendo capitales y producciones hacia sí mismos, con grandes mercados cercanos a su alcance. Las élites europeas carecen de esa posibilidad. Además, se han castrado intelectualmente. La UE se ha convertido en el principal instrumento de represión de la disidencia interna. Desde finales de la década de 1940, esa represión, incluso más que la oposición a la URSS, fue la función principal de la OTAN. A partir de mediados de la década de 1950, la alianza pasó de ser política con un componente defensivo a ser político-militar, lo que exigía, para su desarrollo ulterior, el agravamiento de la confrontación. Ahora, la UE se está convirtiendo en lo mismo, aunque por el momento con un componente militar y técnico aún débil. Pero no menos, y tal vez incluso más que la OTAN, necesita de la escalada. Para las élites europeas actuales, mientras no sean desplazadas, el principal instrumento para justificar su poder es el fomento de la confrontación e incluso la preparación para la guerra. Esto durará mucho tiempo. La única salida es la derrota de Europa y el cambio de estas élites. Repito, mejor sin recurrir a medidas extremas. Pero Europa, una vez más, como casi siempre en la historia, es la principal amenaza para la paz.
La crisis ucraniana
Al no disponer de información completa y fiable sobre nuestras capacidades militares, técnicas y financieras, sobre la situación en los frentes de la Operación Militar Especial (la guerra de Ucrania NdT) y en las mesas de negociación, no voy a pretender aleccionar a nuestros valientes soldados y diplomáticos altamente profesionales. Me limitaré a hacer comentarios de carácter político general.
Los europeos están interesados en que la guerra continúe. Los estadounidenses no están interesados en la medida en que la guerra amenace con escalar a un nivel nuclear y extenderse al territorio de los Estados Unidos, o si tal continuación significase repetir la vergüenza afgana.
No se logrará la seguridad de nuestras fronteras, una paz duradera Мир на Украине – мир в Европе — Россия в глобальной политике que excluya la reanudación de la guerra, el lento avance de nuestras tropas, ni siquiera la creación de estrechas zonas desmilitarizadas, mientras dicha zona desmilitarizada no abarque todo el territorio de Ucrania y no se derribe el actual régimen comprador y nazi de Kiev. Pero lo más importante es que tampoco habrá seguridad mientras no se rompa la voluntad de confrontación de las élites europeas y su esperanza de vencer en tal confrontación. Hay que continuar con las ofensivas que están llevando a cabo nuestros soldados. La tregua, como todos comprenden perfectamente, no es la salvación, sino solo un respiro para que el enemigo acumule fuerzas, embrutecer aún más y militarizar a su población.
El principal adversario no es, por supuesto, Kiev (hay que reconocerlo), sino la Europa unida. Con el apoyo vacilante de Estados Unidos, Europa quiere continuar la guerra indefinidamente. Tras la cortina de humo de las conversaciones sobre la paz y el alto el fuego, se está produciendo una redistribución de roles. Estados Unidos desempeña el papel del policía bueno, nos tienta con la zanahoria de los acuerdos, mientras que Londres y compañía apuestan por la escalada y la prolongación. Cuando se agote definitivamente la «carne de cañón» ucraniana, lo cual aún está lejos de suceder, las filas de los mercenarios que ya están luchando se verán reforzadas por soldados de fortuna procedentes de los países pobres del este y el sur de Europa. Ya se les está reclutando y preparando a toda marcha.
Nuestra indecisión, nuestra falta de preparación para responder con dureza ya a los ataques contra nuestras ciudades y nuestras fuerzas estratégicas, se interpreta claramente como debilidad, lo que refuerza la sensación de impunidad y agresividad. Con nuestra cautela, estamos jugando a favor de la estrategia del enemigo, que espera arrastrarnos a una guerra prolongada y, tarde o temprano, agotarnos, provocar una división entre las élites y socavar el apoyo al poder supremo.
En términos operativos y tácticos, por ahora estamos ganando О снаряде и броне — Россия в глобальной политике , aunque a un precio considerable, pero estratégicamente podemos empezar a perder. El enemigo cruza una «línea roja» tras otra. Hablamos de respuestas «espejo», que son una táctica puramente defensiva. Pero incluso si la aceptamos, en respuesta a la serie de ataques ya lanzados contra ciudades, objetivos estratégicos y ahora también contra fuerzas estratégicas, hay que golpear las fuerzas estratégicas del Reino Unido o incluso de Francia. Anunciando, por supuesto, que en caso de «respuesta», la represalia será nuclear. Y si a continuación una sola ojiva nuclear del adversario vuela en nuestra dirección o, más aún, llega al territorio de nuestro país, se producirá un ataque contra las ciudades. Es necesario empezar a responder contra los objetivos en el territorio de los países que participan más activamente en la agresión de la OTAN. Se trata de Polonia, Alemania, Rumanía… y la lista continúa. Aunque en Varsovia están empezando a comprender lo que les amenaza si continúa la guerra. Hay que alimentar este sentimiento de autoconservación.
La guerra termonuclear mundial, aunque todavía no sea universal, ya se ha desatado. Tras el ataque a Irán, no quedan dudas. Pero el objetivo principal somos nosotros. Y, al no reaccionar con dureza, creamos una sensación de debilidad y de impunidad del enemigo, le damos pie. El bestial ataque de Estados Unidos e Israel contra Irán Драконьи бега — Россия в глобальной политике elimina todas las restricciones a los posibles ataques de represalia/prevención de una guerra termonuclear mundial: políticas, legales, morales. Es más, al dejar esta flagrante agresión sin castigo, mostraremos una debilidad imperdonable. Y allanaremos el camino hacia una guerra termonuclear mundial.
Es necesario corregir los objetivos estratégicos de la guerra que nos han impuesto y en la que nos hemos involucrado tardíamente. Ahora no deben ser solo la desmilitarización total y la desnazificación del régimen de Kiev, la liberación de las tierras ancestralmente rusas. Estos objetivos no se pueden alcanzar sin derrotar —ojalá solo políticamente y sin recurrir a medidas extremas— a Europa tal y como se ha configurado. Y es peor que en 1941-1945. Entonces, Gran Bretaña, ahora el enemigo más acérrimo, se vio obligada a ser
aliada de la URSS. Por supuesto, hay que advertir de nuevo a Londres y París que, en caso de enviar tropas al territorio de Ucrania, serán consideradas participantes directas del conflicto, y Rusia se verá obligada a comenzar a lanzar ataques contra sus activos y bases, primero en el extranjero y con municiones no nucleares.
Berlín debe saber que, si recurre a las armas nucleares y sigue luchando de facto contra Rusia, no habrá piedad. Y Alemania por fin responderá por su culpa histórica ante la humanidad, que intenta olvidar: por desencadenar dos guerras mundiales, por el Holocausto, el más terrible de los muchos genocidios cometidos por los europeos, y por el genocidio de los pueblos de la URSS. La nobleza de los dirigentes soviéticos, que impidieron la liquidación de Alemania, resultó contraproducente. No se puede permitir que Alemania vuelva a ser una amenaza para la paz y para nuestro país.
Repito, si alguien aún tenía dudas sobre la amenaza a la que nos enfrentamos, el ataque de todo Occidente en junio, que utilizó a Israel, como utiliza a Ucrania, contra Irán, debería hacernos entrar en razón. Antes destruyeron Irak, que se interponía en el camino de la hegemonía en Oriente Medio, luego Libia, y en 1999, incluso antes de Irak, violaron de manera ejemplar Yugoslavia. Hay que detener la revancha de Occidente. Antes de que sea demasiado tarde.
Es necesario introducir urgentemente en la doctrina militar de Rusia la disposición de que, en caso de cualquier guerra con un enemigo que posea un gran potencial demográfico y económico, nuestro país considera obligatorio el uso de armas nucleares contra el agresor. Es necesario, por fin, renunciar, al menos a nivel de expertos, a la tontería heredada de la época de Gorbachov y Reagan: la afirmación de que «en una guerra nuclear no puede haber vencedores y no debe desencadenarse». Por supuesto, hay que tomar todas las medidas para evitar una gran guerra. Pero esta postura no solo contradice las doctrinas sobre el uso de armas nucleares y la lógica elemental, sino que también allana el camino para la agresión no nuclear, que es lo que hemos obtenido.
Cualquier provocación en el Báltico, en las fronteras con la OTAN contra Rusia, debe ser respondida de manera desproporcionada. Tras el ataque a nuestras ciudades y a nuestras fuerzas estratégicas, estamos obligados a cambiar nuestra política. Es necesario comenzar urgentemente a reflexionar sobre la experiencia de la Guerra Mundial. En la época soviética se partía de la base de que la guerra en Europa podría ser mixta, con el uso de ejércitos masivos y armas nucleares tácticas, se inició una carrera armamentística en ambas direcciones y se llegó al límite. Luego, ya en la nueva Rusia, se decidió que se necesitaban fuerzas pequeñas y móviles de uso general, respaldadas por una capacidad fiable para utilizar armas nucleares. Ahora hemos pasado a una guerra de «trincheras» con un nuevo nivel tecnológico От пушек к дронам: как меняется облик современной войны || Итоги Лектория СВОП — Россия в глобальной политике . La valentía y la tenacidad de nuestros soldados son admirables, pero ¿vamos a seguir luchando así en Europa y, quizás, en otros frentes? No utilizamos funciones de disuasión nuclear como la prevención de cualquier guerra y la carrera de armamento no nuclear. La amenaza de represalias nucleares hace que esa carrera no tenga sentido [3].
Por ahora, nos enfrentamos a la amenaza de agotarnos en una guerra interminable en Europa, que es lo que quieren sus élites. Es necesario bloquear urgentemente el camino hacia una guerra termonuclear mundial que se avecina. Y para ello, en primer lugar, hay que detener a Europa, la principal fuerza que, objetiva y subjetivamente, la impulsa. Es necesario dar una serie de pasos, y lo antes posible, para aumentar drásticamente la credibilidad de la disuasión nuclear. Al cambiar finalmente la doctrina nuclear, hemos convencido a los estadounidenses de la realidad de la escalada, pero a los europeos aún no. Es más, al iniciar el proceso de negociación con Estados Unidos, hemos diminuido la presión nuclear. En Europa han vuelto a oírse voces que afirman que Rusia nunca utilizará armas nucleares. Se está creando una sensación de debilidad y falta de preparación para tomar medidas decisivas. Con nuestra moderación y cautela, estamos favoreciendo a las fuerzas de la agresión y el militarismo, y empezando a repetir los errores del pasado, apaciguando a los agresores. Vale la pena pasar a una táctica de amenazas directas, respaldadas por la disposición a recurrir, en caso extremo, a ataques preventivos, inicialmente con armas no nucleares.
La amenaza para la paz y para nosotros es mortal. En estas circunstancias, la indecisión es maliciosamente absurda, al igual que las esperanzas de llegar a un acuerdo. Ante las amenazas de que, si continuamos con nuestras acciones militares, se impondrán aranceles «letales» del 500 % a los productos de los países que compran nuestro petróleo, debemos declarar abiertamente que consideramos la aplicación de estas amenazas como un acto de guerra y que, en respuesta, estamos dispuestos a comenzar a lanzar ataques, incluso con instrumentos militares, contra los activos extranjeros de Estados Unidos que triplican los nuestros. Y hay que subir por la escalera de la escalada nuclear.
Ahora paso a lo más desagradable para el lector, pero absolutamente necesario. Si todas las medidas (la transferencia de ojivas nucleares en el teatro europeo a vectores de medio y corto alcance, incluidos los basados en aviones, ejercicios de fuerzas estratégicas con simulación de ataques desarmantes y decapitantes contra Reino Unido, Francia y Alemania) no sirven de nada, habrá que pasar a la siguiente fase y empezar a lanzar ataques contra centros logísticos y bases militares en los países que apoyan la agresión contra Rusia. No se puede esperar mucho tiempo. Indicando que, en caso de «respuesta», se producirá una represalia nuclear contra estos y otros objetivos. Naturalmente, primero hay que advertir a Estados Unidos no solo de nuestras firmes intenciones, sino también de nuestro deseo de evitar una escalada a nivel intercontinental. En caso de que se llegue —Dios no lo quiera— a la necesidad de lanzar ataques desarmadores y decapitadores contra Gran Bretaña e incluso Francia, será necesario activar el sistema de defensa antimisiles, la defensa civil, y advertir de que si una sola ojiva llega a nuestro territorio o al de Bielorrusia, estos países serán borrados de la faz de la tierra. Es posible preparar para estos fines el sistema «Poseidón», colocando torpedos en la salida del Canal de la Mancha al Océano Atlántico. Los objetivos de los ataques decapitadores deben incluir no solo los centros de toma de decisiones, sino también los lugares de concentración y residencia de las élites. Para excluir sus esperanzas de refugiarse en búnkeres (que los hay).
Entiendo perfectamente que el uso de armas nucleares, incluso limitado, no solo es peligroso, sino también un gran pecado. Morirán masivamente personas inocentes, entre ellas niños. Me imagino las angustiosas reflexiones de nuestro comandante en jefe. Sé que el escenario descrito hiela la sangre en las venas, y una vez más provocaré una oleada de indignación contra mí. Pero esta parece ser la única alternativa posible a verse envuelto en una guerra interminable, aunque sea con interrupciones, con la pérdida de decenas y cientos de miles de nuestros mejores hombres, y luego, de todos modos, con el deslizamiento hacia el Armagedón nuclear y/ o el colapso del país. Hay que hacer entrar en razón a los europeos enloquecidos, quebrantar su voluntad de confrontación y detener el deslizamiento hacia la Tercera Guerra Mundial, hacia la que, olvidando las anteriores y sin haber recibido el merecido castigo por ellas, vuelven a empujar. Al mismo tiempo, hay que sacudir a los estadounidenses.
Es probable que Trump desee la paz, aunque en sus propios términos: mantener la mayor parte de Ucrania como plataforma para ejercer presión sobre Rusia. Sin embargo, incluso si aceptamos su «pacifismo» Дипломатия королей: к чему приведут переговоры Путина и Трампа? Украина, Европа, санкции — Россия в глобальной политике como auténtico, su posición es extremadamente inestable. No se puede reducir la presión nuclear. Al hacerlo durante las conversaciones sobre el alto el fuego, hemos debilitado nuestras posiciones y prolongado la guerra.
Otras líneas de trabajo en el ámbito europeo
Sigo partiendo de la posibilidad de evitar, aunque sea con medidas duras, pero relativamente pacíficas, una gran guerra en Europa. Confío en nuestra determinación y en la victoria sin recurrir a ataques nucleares. ¿Cuál debe ser nuestra política en estas circunstancias relativamente «pacíficas»?
La enemistad perdurará durante mucho tiempo, ya que, como recordaré, tiene raíces profundas. En los próximos años no conviene centrarse en este tema. Solo una firme disuasión para que regresen a la cordura. El rumbo estratégico general es el máximo distanciamiento. Por supuesto, en ningún caso se debe rechazar la influencia europea en nuestra cultura. No hay que complacer al enemigo y romper los contactos. Vale la pena conservarlos e incluso restablecerlos para el futuro. Pero sin ilusiones. Por fin empezamos a concienciarnos de que somos una civilización rusa norte-euroasiática auténtica y autosuficiente, es decir: siberiana.
Pero además surgen algunas cuestiones complejas, ideológicas, geopolíticas e incluso concretamente prácticas, relacionadas con nuestras estrategias económicas y educativas, y lo más importante, con la autodefinición ideológica. Los objetivos sociales, personales y estatales. Lo llamamos la Idea del sueño de Rusia Живая идея-мечта России. Кодекс россиянина в XXI веке — Россия в глобальной политике , el Código del ruso[4]. En definitiva, vale la pena reconocer no solo nuestra identidad, sino también que, entre las influencias externas y los orígenes de nuestra civilización, las más importantes vinieron del sur y del este. Del sur, incluyendo Palestina, Judea y Grecia, recibimos no solo el cristianismo oriental, el ortodoxo, sino también el islam, el budismo y el judaísmo. Del sur y del este, de la brillante Bizancio y del poderoso Imperio mongol, recibimos la verticalidad del poder, sin la cual no nos habríamos convertido en una potencia mundial ni habríamos resistido en un territorio tan extenso, sin la protección de montañas y mares. Es necesario recordar constantemente que todos los acontecimientos importantes que hicieron de Rusia una gran potencia tuvieron lugar en el contexto de una confrontación constante con Europa y nuestro movimiento hacia Asia. La petición de ayuda de Alejandro Nevski a los mongoles en la lucha contra los teutones, la campaña de Yermak «mas allá de la Piedra» (“за Камень”, así es como el cosaco Yermak llamaba a su conquista de Siberia -1581/1585 – es decir más allá de los montes Urales. NdT) que sentó las bases del Imperio ruso, la idea de la «Tercera Roma», la victoria del pueblo liderado por Minin y Pozharsky sobre los polacos, la de Pedro I sobre los suecos, la de Kutuzov, Barclay y Alejandro I sobre el ejército paneuropeo de Napoleón, la victoria de Zhukov, Rokossovsky, Stalin y todo el pueblo sobre el ejército paneuropeo de Hitler. Estos son nuestros principales hitos históricos y espirituales.
En la política informativa y educativa, es importante reducir de forma razonable la proporción de páginas de los libros de texto y de horas de emisión dedicadas a la descripción y el análisis de la historia y los acontecimientos que tuvieron lugar en Europa, aumentando la proporción dedicada a Asia y a la mayoría mundial. Es necesario un desarrollo intensivo de los estudios orientales. Pero lo principal es devolver al centro de la cosmovisión rusa la colonización de Siberia. Hay que empezar a preparar una nueva generación de expertos en Europa. Los viejos soñadores de Europa se están yendo, y la mayoría de la generación intermedia, para nuestra desgracia, ha sido educada con becas de Bruselas y otras becas europeas y simplemente no es capaz de comprender y evaluar la situación en la que se ha metido el actual Viejo Mundo. Vale la pena darse cuenta, por fin, de que una parte significativa de nuestro bagaje intelectual, las teorías socioeconómicas e incluso las de política exterior, en el mejor de los casos están obsoletas y, en la mayoría de los casos, son falsas y están orientadas a servir a los intereses de otros países y sus élites. Por supuesto que no hay que lanzar por la borda el conocimiento de esas teorías. Hay que conocerlas, pero utilizarlas de forma estrictamente crítica (cuando era decano insistí en que el estudio de todas las teorías, no solo las occidentales, sino también las propias, se realizara bajo la rúbrica de su crítica). Es necesario conocer y utilizar el legado intelectual europeo, pero hay que entender que no es para nosotros. La dirección más importante para alejarse de la Europa actual es el desplazamiento mencionado al principio del artículo del centro del desarrollo espiritual, económico y político de Rusia hacia los Urales y Siberia: la «siberización de Rusia». Es necesario atraer hacia las regiones al este de los Urales a parte de los habitantes de las tierras liberadas (en Ucrania NdT), los territorios de la Federación Rusa que han sufrido la guerra. Es necesario poner en marcha varios proyectos de envergadura. Los planes existen y se están reactivando. Es hora de superar el mito del frío y la incomodidad de Siberia. No es un lugar de destierro. Con una política estatal razonable, la vida allí es cómoda, y el calentamiento global está suavizando el clima. Se necesita una leyenda veraz y soñada sobre Siberia como la tierra prometida, la tierra de nuevas posibilidades ilimitadas. Para ello, en las pequeñas y medianas ciudades de Siberia, donde escasea la mano de obra, es necesario desplegar urgentemente la construcción masiva de edificios de madera de baja altura. La vida en Siberia debe ser más cómoda que en la Rusia europea. Esta es una de las mejores formas de resolver el problema del bajo número de niños en el país. En los barrios-colmena de rascacielos dormitorio la gente no va a tener ni criar familias numerosas.
La «siberización» debe formar parte de la nueva idea-sueño estatal de Rusia.
Es necesario un reclutamiento masivo de siberianos, menos susceptibles a la influencia occidental, junto con los veteranos de la Operación Militar Especial (la guerra de Ucrania NdT), para la clase dirigente del país. Se deben transferir algunas de las funciones de la capital a las ciudades siberianas. Muchos habitantes de las antiguas capitales han sucumbido en gran medida a la influencia corruptora y ahora perjudicial de Europa y Occidente. Habrá que reconstruir parcialmente las ciudades destruidas por la guerra en los territorios liberados, pero es inadmisible hacerlo a costa de la Rusia autóctona y, por supuesto, de Siberia, como ocurrió después de la Gran Guerra Patria.
En los discursos del líder del país y de los líderes de la opinión pública hay que plantear constantemente la cuestión de la finalización de nuestro viaje europeo de más de tres siglos, que nos ha reportado muchos beneficios, pero también muchos perjuicios: guerras constantes, incluidas dos mundiales, y diversos «ismos». Hemos tomado todo lo necesario de Europa, incluso en exceso. Ahora hay que ocuparse del desarrollo de nuestro propio “país-civilización” Россия как цивилизация цивилизаций — Россия в глобальной политике , en lugar de igualarnos a los actores externos, ya sean del sur, del oeste o del este. Es importante utilizar la confrontación que se nos ha impuesto para reorientar radicalmente nuestra política exterior e interior, nuestro desarrollo humano y tecnológico interno hacia los prometedores mercados del sur y el este. Incluso si (y cuando) en la hipotética Bruselas de repente quieran la «normalización», no hay que aceptarla de inmediato. Al mismo tiempo, vale la pena desarrollar relaciones con determinados países del sur y el centro de Europa, tanto para obtener beneficios económicos como para disolver la UE, que en su forma actual no nos beneficia. A largo plazo, es muy probable que estos países se unan a la Gran Alianza Euroasiática. La reorientación hacia los mercados internos, hacia el sur y el este, debe ir acompañada de la conservación de lo mejor del legado europeo. La actual no nos conviene e incluso nos perjudica. La mayor parte de nuestros vecinos del subcontinente occidental de Eurasia están cayendo en decadencia moral y política, volviendo al camino de la enemistad y la guerra. Pero la historia no termina, a menos que nosotros mismos la terminemos con una guerra termonuclear global.
Después del apogeo griego y romano, Europa cayó durante siete u ocho siglos en una oscura y sombría Edad Media. Esperemos. Quizás renazca y se convierta en un socio rentable y deseable. Con una política adecuada, no solo podemos proteger nuestros intereses y detener el deslizamiento hacia la Tercera Guerra Mundial, sino también contribuir al renacimiento de lo mejor de nuestros vecinos del subcontinente.
Notas:
[1] Esta formulación la brindó el profesor, filósofo y escritor de Jabarovsk L.E. Blyajer. Véase: Karaganov S.A., Bordachev T.V.
Hacia el Gran Océano – 6: personas, historia, ideología, educación. El camino hacia uno mismo. M.: MDK «Valdai», 2018. 67 p.
[2] La frase es del destacado escritor de Tyumen A. Omelchuk. Véase: Karaganov S.A., Omelchuk A.K. El giro siberiano
giro 2.0 desde el campo de Ermakov hasta Karakorum // Tyumen Gubernia. 2023. N.º 24. Págs. 12-13.
[3] Trenin D., Avakyan S., Karaganov S. De la contención al intimidación. M.: Molodaya gvardiya, 2024. Págs. 32-51.
Hay gente buena Vyacheslav Rybakov. La principal contradicción del mundo posindustrial: entre la necesidad de un crecimiento constante del consumo sin sentido y el deseo, propio en mayor o menor medida de cada persona, de conocer y crear.
[4] Es necesario proponer e incluso imponer urgentemente una ideología estatal común, que denominamos «La idea-sueño de Rusia, el Código de los rusos». Véase: Karaganov, S. A. La idea viva-sueño de Rusia, el Código del ruso en el siglo XXI [Fundamento ideológico del Estado ruso] // ed. por F. A. Lukyanov, P. N. Malyutin. M.: SVOP, FMEiMP NIU VShE, 2025. P. 46. La versión electrónica del informe está disponible para su lectura en los sitios web del Consejo de Política Exterior y de Defensa (svop.ru), la revista «Rusia en la política global» (globalaffairs.ru), la Facultad de Economía Mundial y Política Mundial de la Universidad Nacional de Investigación HSE (we.hse.ru), el Instituto de Economía Militar Mundial y Estrategia de la Facultad de Economía Mundial y Política Mundial de la Universidad Nacional de Investigación HSE (iwmes.hse.ru), así como en la página web personal de S. A. Karaganov (karaganov.ru).
* Doctor en Historia, profesor y director científico de la Facultad de Economía Mundial y Política Mundial de la Universidad Nacional de Investigación Económica, presidente honorario del Consejo de Política Exterior y de Defensa.
Nota original : Европа: недоброе расставание — Россия в глобальной политике )
Edición tomada del Blog de Rafael Poch de Feliú
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